sábado, 19 de marzo de 2011

Marea alta

Hay luna llena, y ahora en concreto por la influencia de este misterioso satélite, la marea está alta. Lo he oído en las noticias.

-Es un poco misteriosa la relación entre el mar y la luna.

Sí, Hipocondria, sí. Por lo menos para los profanos. Es incluso un poco romántico.

-Pues el mar no ha estado romántico para nada últimamente.

Lo sé. Tú también te has enterado, ¿verdad? Agazapada como estás en mi interior, seguramente te ha llegado el bombardeo constante de lo que ha sucedido.

-¡Totalmente, totalmente! Coincido totalmente con las palabras de Günther Oettinger, esto es el Apocalipsis, Apocalipsiiiiiiiis!...

Creo que la palabra "Apocalipsis" tiene algo que a la gente le encanta. Será porque suena a eucalipto. Ay, Hipocondria. No está bien hacer hipocondría social utilizando la catástrofe sucedida en un país admirable. Es grave, por supuesto. Es muy grave. Pero a veces tengo la sensación de que nos lo cuentan como una película de terror, donde el espectro puede aparecer en cualquier parte...

-¡La radiación puede llegar a EEUU! La radioactividad puede estar en tu pan del desayuno, en el ascensor, en el señor siniestro del bajo izquierda, en tu móvil al contestar llamada, en la manzana roja que te regaló la de la frutería. Puede aparecer debajo de tu manta o quizá ya se metió en tu cuerpo... ¡Ay Dios mío, los microsierverts! ¡Están en mi cuerpo, me muero, me muero!... Yodo, cómprame yodo....

Hipocondria, me avergüenzo de ti. Hay personas que están cerca de la central de Fukushima y están trabajando con esperanza para solucionar el problema, y hay personas que viven o están en refugios a pocos kilómetros y tratan de salir adelante. Y tú aquí gritando como una loca gilipolleces de periódico, a dos océanos de distancia. ¿No te da vergüenza, cabeza de chorlito?

Así que fuiste tú quien habló con el director de "El Mundo", los redactores de "El País", los directivos de Antena 3, TVE1, BBC y la Raiuno, y todavía tuviste tiempo gracias a tu ubicuidad de preparar el discurso del Comisario Europeo de Energía....

-Lo siento. Me dejé llevar.

Mira, pues a ver si te dejas llevar y les firmas un super-cheque a estas personas que ya se les están acabando las medicinas y hace mucho frío allí, sabes?

http://www.cruzroja.es/pls/portal30/portal.donante.donativo http://www.google.com/crisisresponse/japanquake2011.html O envía SMS (no importa el operador) al 28077 con la palabra JAPON (sin acento). El coste del mensaje (1'20€) se dedicará íntegramente a las víctimas del tsunami.

A ver si baja ya la marea, y las aguas vuelven a su cauce.

martes, 1 de marzo de 2011

El sol de marzo: placeres extraños

A veces me inquieta pensar lo poco que sabemos de los demás. Sobre todo porque eso nos impide saber lo raros que somos.

Muchas veces he hablado de mi idilio con la luna. Pero casi más que la luna me pone sensible el sol de marzo. El de hoy, el que me ilumina ahora mismo mientras escribo. Ese sol tímido que parece consolarme con sus promesas de primavera. No sé si hay algo que me guste tanto como sentir su calidez en el pelo, recibirlo en el silencio de la tarde. No estoy haciendo poesía. Es el sol, que hace poesía con mi corazón.

Odio el invierno. No puedo evitarlo, es como una cárcel mohosa. Estoy deseando que venga alguien a abrir los candados para poder ver la luz. Y cuando veo el primer rayito de sol colarse por mi ventana, me alegro y veo abrirse el mundo ante mí. No sólo las flores, sino también el cielo azul, el tiempo se hace largo... Parece que me anuncian que por fin puedo vivir. Todavía falta tiempo para la primavera pero sólo con pensar en ella, sólo con pensar en los días cálidos y amables que preceden al verano, me siento feliz.

A veces, me siento sola. No hay palabras con las que pueda expresar esto. ¿Me sucede sólo a mí? Pienso que cada persona tiene su pequeña lista de placeres extraños, aparte de los majaras como yo. Seguramente hay miles de sensaciones nunca narradas por sus dueños, paraísos perdidos en la distancia que nos separa. Nunca sabré si sientes como yo el sol de marzo.


Aquí un ejemplo sonoro de cómo se siente el sol de marzo. Ritsuko Okazaki tenía una voz muy dulce.