lunes, 3 de julio de 2017

Vacaciones

Aparece Hipocondria en un escenario vacío. Mira a un lado. Mira a otro. No ve a nadie. Se rasca la cabeza. Llama:

- ¡EEEEEHHH! ¡QUE SE PIERDE TU CONCIENCIA! ¡QUE SE PIERDE!

¡Ya voy, ya voy! ¡Que ya estoy aquí! ¿Pero se puede saber qué haces pegando gritos a estas horas de la noche?

- Para las urgencias no es de noche ni de día. Hace tiempo que no escribes ni una mierdosa línea inteligente. ¿Se puede saber qué haces tú ahí... mirando estupideces en Internet? ¿No ves que te estás volviendo tontaca? ¿No has notado que se te traba la lengua? ¿Que pierdes las llaves y el móvil con más frecuencia que antes? ¿Y las gafas?

¡Pero si ya no llevo gafas!

- ¿Lo ves? Ya ni nos acordábamos de las gafas.

Hipocondria, déjame explicarte, mujer.

- ¡Eso, explícate, explícate!... Porque si no la vamos a tener, ¿eh? - dice poniéndose nerviosa y como para romper a llorar- ¡La vamos a tener!...

Tranquila, mujer, tranquila.

- Bueno, pues explícame ahora mismo qué haces todo el tiempo por ahí sin hacerme caso...

Es muy sencillo. Yo he estado hasta antesdeayer, como quien dice, trabajando de sol a sol, aguantando de pie de puro milagro. Y hete aquí que me hallo de pronto de vacaciones, con tiempo para pensar, pero habiendo perdido durante casi nueve meses esta facultad.

- ¿Pero el tuyo no es un trabajo intelectual?- se seca las lágrimas y se sienta- ¡Qué cosas!

Ya te digo.