miércoles, 23 de agosto de 2017

Todos los "quijotes"

Que ha sido esta noche, cuando al ver esa película que yo no conocía de Fernando Fernán Gómez y Cantinflas sobre la obra cumbre de la literatura castellana, que he recordado lo que para mí significa la inmortal figura de aquel caballero andante.

- Que te has hinchado de llorar viendo una película de Cantinflas, dilo.

Sí, he llorado junto con la risa. La película no es totalmente fiel al libro, pero le ha tendido una emboscada a mi corazón la figura alta, el cabello cano, el aire triste y desafortunado de Don Quijote, y la simpleza e inocencia del bueno de Sancho. ¿Sabes qué, Hipocondria? Yo creo que he llorado porque todos estamos llorando por esa ley de caballería que ya en el siglo XVI le sonaba a risa a la gente. Proteger a los débiles, servir al amor, ser valiente... Imagínate, si en el siglo XVI pobres y ricos se reían de sacar esta idea más allá de las páginas de los libros, qué podemos esperar de los hombres y mujeres del siglo XXI, que ya ni en los libros promueven estos ideales.

-Yo creo que no es por eso por lo que llorabas. No llorabas por la gente.

No. Lloraba por todos los locos que quieren decir en verso cosas bonitas; lloraba pensando en los locos que he conocido que se dieron en las narices con la puerta del apestoso mundo en que vivimos; lloraba sobre el cinismo en el que yo misma me he atrincherado; lloraba por aquel loco que me enseñó la ternura y el llanto juntos, y que escanciaba de sus barbas plateadas las palabras que pintaban un mundo apartado y olvidado por todos, ridiculizado por toda la canalla... Y podría contarte de algunos locos más: uno, quiso beber del cinismo de este mundo y quedó tan trastornado de cordura o de locura que me ha clavado cien puñales de desprecio por qué sé yo, si ni yo misma lo entiendo, ni creo que él en lo que le quede de mente sana, tampoco; y otro, porque es mi estrellita de luz su sonrisa y no quiero que deje de decir que la gente es buena...

- Tranquila. Los ángeles y las ideas son inmortales.

¿Hoy eres tú quién me anima?

martes, 22 de agosto de 2017

Sobre el alma: inteligencia artificial

Dice Michio Kazuo que nuestros robots androides podrían llegar a no diferenciarse en nada de nosotros. Que podrían llegar a pensar mejor -eso no lo dudo- y a mostrar emociones, ya que interactuarían con nosotros y necesitarían entender a las personas. Dice que incluso podrían llegar a ser tan parecidos a nosotros, que ¿cuál sería la diferencia? Y que quizá tuviéramos que darles más derechos que los que Isaac Asimov les daba en las sencillas leyes conocidas.

Yo no estoy de acuerdo. Un robot puede ser una imitación perfecta de una persona, pero nunca estará vivo. Puede pensar, pero no puede adquirir una conciencia del "yo", creo. Y es porque pienso que existe el alma.

- Oh, qué bonito.

Sí, Hipocondria. Creo que existe algo más que la carne y la sangre, y no sé si se esconderá en nuestro cerebro o no, pero dudo que los seres humanos consigan aún descifrar cómo está tejido nuestro ser, cómo se forma en el vientre de la madre, más allá de un simple cuerpo. Pienso que eso es un milagro, y que la ciencia de nuestro tiempo es muy optimista, naif, y prepotente, al creer que porque sabe cómo funcionan las cosas en nuestro cuerpo, ya puede crear vida.

- Entonces, ¿crees que el alma no la puede dar el ser humano? ¿Que viene de otra fuente más alta?

Si alguna vez podemos dar alma, será cuando reconozcamos que existe, y que es algo que no habíamos estudiado nunca, o que habíamos intentado olvidar.

- Bonita reflexión.