sábado, 19 de diciembre de 2009

Y s'hició.

Realmente es bonito estar vivo, ¿verdad, Hipocondria?; uno se da cuenta en los rincones más insospechados de su burda existencia. Porque un día, cualquier día, abres los ojos, y ves delante de ti un milagro. Esta tarde venía yo del loquero, y estaba echando en falta a esas horas de la tarde el alumbrado navideño de la Alameda, esas redes de luces que hacen parecer los árboles un bosque encantado... Estaba pensándolo cuando... "¡plin!" se encendieron dos árboles. Oí una voz tras de mí: "Hágase la luz... Y s'hició" Profundamente impresionada, tuve el tiempo justo de volver la cabeza mientras me alejaba entre la muchedumbre, para ver a ese abuelillo con boina que se quedaba apostado en su portalillo. Yo le sonreí, por si era Papá Noel de incógnito, pero no era esa la verdadera cuestión. ¿En qué boca de estúpido "fashion" hubiera escuchado yo tan bellas palabras? ¿Qué profundidad insospechada podría yo encontrar en la mente de quién?... Pues no podría ser más que en la mente de alguien de tan puro y cabal pensamiento que no le han importado los perfectos fuertes latinos ni lo que la lengua de Cervantes haya querido hacer con ellos. ¿Qué más da todo eso? ¡Morralla, intrascendente! "Y s'hició". Y s'hició, joder, qué... hermoso. Un perfecto analógico y un pronombre apocopado. Suficientes para hacer todo.