martes, 24 de noviembre de 2009

No quiero pulsar el botón rojo

Lo confieso y que nadie se asuste, pues nunca pensé ponerlo en práctica: ha habido momentos en mi vida en que he pensado que no sería malo eliminar en un instante pulsando un botón a todos los hombres del planeta. Por "hombres" no me refiero a seres humanos, me refiero a todos los "machos" de esta especie. ¿Cómo nos reproduciríamos? Eso ya se vería. Pero ¿y lo tranquilo que se quedaría el mundo?- pensaba yo. Un amigo - quizá el único al que podía decirle esto en confianza - sabe de mi imaginario plan desde hace tiempo, y tenéis que saber, desagradecidos, que si no pulsé el botón rojo fue porque él me paró a tiempo. Él estaba allí en el momento oportuno, en el lugar preciso, justo a punto de que me sumiera en la amargura del absoluto escepticismo. Porque él... ¡pensaba las cosas! Y además de un modo a veces parecido al mío. Desde ese momento lo subí al rango de héroe. Él había nacido para salvaros el cuello, y a todos los que se dedicaban a arrastrar el nombre de vuestro género por la peor mierda. Porque soy blanda en el fondo, o porque soy gilipollas y me quedé pillada en los cuentos de hadas, quería que alguien me disuadiera de apretar el botón rojo. Pero ya le he quitado a mi amigo el cargo de Salvador del género masculino. No es justo que él tenga que cargar con ese peso. Me ha preguntado por qué y yo no sé qué decirle. No tengo ningún derecho a pedirle que sea un chico inteligente y genial para demostrar que la mitad de la Humanidad es aprovechable y digna de amor. No tengo ningún derecho a pedirle que se salve, mejor dicho que me salve, que me saque de este agujero de resentimiento. <---( Anda, mira, la bandera japo!!!) Porque es obvio que el problema es mío. Un profesor mío comentaba hace días la injusticia de que cuando un matrimonio se separa, la mujer se quede con los hijos y la casa. Como soy tonta fui sincera, aunque me costara: racionalmente sé que es una injusticia; pero mi corazón dice otra cosa muy claramente, clara como el día. Mi profe me miró y me preguntó si soy feminista, y cuando yo le dije que no, que es sólo que no puedo fiarme de los hombres, dijo: - Pues eso es algo que tienes que trabajártelo... Porque así no estás bien. Me sentó como una patada que me dijera que tengo que trabajármelo, para qué mentir. Si a alguien le parece que en mis palabras hay odio, diré que si lo hay no es porque no intente reprimirlo. Yo soy la que siendo una niña pedía al Cielo que me partiera un rayo el día que me enamorase, y me juraba a mí misma calamidades si me fiaba de un hombre. ¿"Trabajar" qué? He crecido y sé que las cosas no son negras ni blancas, y que también dicen que las mujeres somos un coñazo. Pero oh, he visto tantos ejemplos de hombres egoístas, fanfarrones, crueles, infantiles, violentos, débiles, impulsivos, majaretas, irrazonables, cobardes... que descargaban sus defectos en las mujeres... He tenido la mala suerte de verlos. ¿"Trabajar" qué? Yo sólo estoy esperando... Yo sólo estoy esperando, yo sólo estoy deseando ver y creer que existen los buenos chicos. Estoy esperando. Por favor...

sábado, 21 de noviembre de 2009

Un blog remolón

Tengo un amigo que dice que un buen blog se construye poco a poco... Como este no es un buen blog, no tengo que preocuparme. Como este no es un buen blog, puedo hacer lo que quiera con él. Puedo escribir sin rumbo, puedo lamentarme en él, puedo decir chorradas, puedo hacer lo que quiera. Puedo, puedo. Y por eso es tan genial. Por eso es mi blog remolón. Esto es mi tiranía, mi reinado absolutista: este blog. Todas mis páginas en blanco, todas mis entradas no editadas, son mías. Es casi una sensación de poder desbordante. Quizá porque soy egoísta, escribo un blog.

viernes, 6 de noviembre de 2009

La venganza de Santa Claus

Como Jack intentó adueñarse de la Navidad, supongo que Santa Claus se propuso este año adueñarse de Halloween; por eso el día 31 ya estaban los turrones en el super y los empleados del ayuntamiento colgando las luces por las calles... Hipocondria también se ha adueñado de mí,y yo, de algún modo, también de ella. Si lo piensas, ¿no es romántico? Igual que dos amantes que se pertenecen mutuamente. Hay que joderse, que "hipocondría" tuviera que ser femenino, con lo bien que quedaría que Hipocondria fuera tío. - ù.ú Así me agradeces mi compañía... Hipocondria, tú cállate y vuelve a tus ensoñaciones lúgubres, que estoy hablando. - Pero si no sabes ni de lo que va esta entrada... Que te calles, leñe. Ahora que me estaba inspirando. Pues ya ha llegado el frío, Hipocondria, y en esta época del año siempre nos envuelve una dulce melancolía, una suave modorra... así como con la cara de alobaos de los que se están enamorando... - ¡Enamorándote! ¡Ja! Eso es la fieebree... Ay, Dios mío, ¡eso debe ser la gripe A! ¡Rápido! ¡Un médico! ¡Ay que nos morimoos! "Baka", quién te ha dicho que yo esté enamorándome. He dicho "como si". Pues tienes que saber que la Navidad es una época de apariencias, igual que Halloween. Sólo que en Halloween nos disfrazamos de muertos, y en Navidad nos disfrazamos de vivos. Por eso, igual que en las estanterías del Mercadona se mezclan las calabazas y los polvorones, un día de estos Santa se va a equivocar y va a traer a Rudolf vestido de reno sangriento. E igual que yo puedo parecer enamorada o puedo parecer indiferente, la realidad puede ser lo uno o lo otro o puede ser todo lo contrario. Así que tú, Hipocondria, eres mejor que cualquier amante, pues estás tan cerca de mí que puedes saber cuándo me disfrazo y cuándo no, incluso si yo misma no lo sé. -Ay qué bonito... Dame un cleenex... Y ve poniendo el video del Lamento de Jack antes de que los lectores nos linchen...